Es pequeño el agujero por el que puedo percibirlo todo. La distancia no cura, tampoco el tiempo. Sabemos que tenemos que cargar con una cruz, y lo que queda de sufrimiento. En los túneles más oscuros existen arcoiris luminosos, linternas que te alumbran y te muestran cómo salir de allí. Recorarás este lugar y las pintadas que dejaste. Algunas hablan de odio, otras muchas de melancolía, fragmentos rebeldes de una estructura que se tambalea. La supervivencia se limita a sujetarse a lo que se presente. Todo puede estar en orden, si dejo entrar algo de luz... Todavía hay asuntos pendientes por resolver, uno de ellos permanecerá siempre abierto, latiendo y supurando recuerdos, despertando demonios. Me niego a deshechar más oportunidades. Prometo seguir al frente y con la cabeza más alta que nunca, porque ya he vivido demasiado de rodillas y con un latigo en la espalda. Que prefiero morir viviendo que vivir muriendo en un recuerdo, y si muero en el intento, que sea de pie, y no despierta en mi sufrimiento.
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