Hoy amé al frío. El ardor de quemar estapas de purga me recuerda a un tiempo en el que amé el caos en todas sus facetas inesperadas, con todo su peso sobre la pelvis. Los refugios se labran sobre titanio, eso dicen. Quizás ya no quede nada más que consumir, quizás solo quede el polvo de nevadas pasadas sobrevolando nuestras cabezas. Solo necesito ser de hueso para resistir a la ventisca, y es que antes de valorar el firmamento hay que saber apreciar la oscuridad.
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