Tu voz vendrá a por ti y te dará caza, para ahogarte en el peso las palabras de vuelta a tu garganta. Y es que nadie vive de grifos abiertos y cantos de sirena. Cada uno ha de buscar fantasmas que romper contra el oleaje. Y en la quilla de la que tiran las obsesiones, la espuma no corta, y el aliento salino no quema al grito de espectros albinos. En el oxígeno de la carrera se escapa la fuerza, y como el oxígeno, y como las voces que dirigen los sueños blancos, los cadáveres también están hechos para flotar.
A ti nunca te han contado que el camino no se hace avanzando, sino escalando árboles, dejando atrás la madera seca. Que de la espesura pueden surgir tus peores pesadillas, que para crecer hay que talar, sudar, subir, escalar.
A ti nunca te han contado que para iluminarte, has de prender tu propio bosque.
"Polvo de estrellas nos dijeron, pero polvo al fin y al cabo"
En la columna vertebral de los fuertes siempre hay viento que vence. Probablemente no te contaron que el camino se hace en círculos. Cada uno siguiendo el ciclo a la espera de su apogeo como estrellas moribundas, rodando sobre los fallos de nuestra arquitectura. Somos cenizas del firmamento, nos dijeron. Y a cada bocanada de aire nos deshacemos con la brisa.
"Siempre fuiste el perfecto comienzo para un mal día,
ni olvido ni recuerdo
siempre atrayendo otro mal día en blanco."
La lluvia de abril una vez más empapa pero no lava, como un arpegio mal hecho, se abalanza sobre los que seguimos mirando al cielo buscando el Sol escondido. Ruge el cielo, rugen los dientes de león, vacíos de deseos. Estamos vacíos pero puros. Transparentes. Llenándonos de lluvia.
Somos como las orugas que mudan siguiendo la luz equivocada, tendiendo puentes sobre nuestra materia muerta. Una procesionaria pudriendo el xilema que nos alimenta de más y más sed. Sed de lluvia.
Si todos los días son blancos, por no ser grises en mi universo de arcilla negra, no debo florecer entre tierra que se deshace entre mis dedos. Pero estoy harta de llenarme de lluvia, de devorar tormentas, de callar mis truenos, de ser mi caótica y controvertida primavera. Y sigo sin encontrar respuestas, y sigo siendo una oruga, necrosando la carne con cada muda, esquilmando en mi propia evolución. Siempre fuiste el comienzo perfecto para un mal día, y los días en blanco me la han vuelto a jugar.
" Il n'y a plus de péché qui ne serve à notre rédemption...
Merci à notre péché qui nous a valu ça "
Nadie quiere ver más allá de la ventana empañada, nadie necesita ver. Como si la agitación fuera una nana, mi conciencia se mece tranquila entre fantasmas perfectos, de lecciones tragadas a la fuerza, de restos de naufragios erráticos. No hay otra dirección que la de huir hacia delante para poder decir "Lo sabía". Por fin todo está en su lugar, hasta las palabras por tragar. Si la ambigüedad es un regalo, la duda tiene su propio decorado. Y es que por fin puedo decir "Lo sabía"."Se veía venir" "Tenía que ocurrir". Por fin, cada una de las tornas, cada cuál, cada uno, en su lugar. Todo toma su verdadera forma. Como un árbol sin raíces que cae por su propio peso, todo se derrumba bajo su fundamento en mi propio caos, mi perfecto y urdido caos. Puede que el silencio no otorgue tanto después de todo. "Tenía razón". Todo funciona según mi guión.