Quiero algo de paz, un poco de comprensión, quizá una manta que me arrope por las noches. Tengo muchas marcas acumuladas, todas ellas con moraleja, las caídas me han servido para colocar nuevos parches y de alguna manera he convertido el dolor en fortaleza. La inocencia se pierde rápido, la niña buena se aleja en el espejo, puede que vuelva otro día para volver a perder el rumbo. Desde un viejo punto muerto estoy cogiendo carrerilla, no tengo tiempo de pararme por nadie, sólo para marcharme lejos de la amargura. Me he plantado un letrero de "prohibida la entrada" y otro de "hasta nuevo aviso". He tirado el pesimismo por una cuneta desconocida. Lista para zarpar.
La sangre bombea directa hacia mis piernas, no hay quien me pare. Distiendo la mirada hacia la lucha que estoy a punto de retomar, nunca he sido del bando de los pasivos, esta vez lucho por mí. Ahora sé lo que necesito y hacia donde me dirijo.
Quizás no haya que llegar tan lejos para encontrar lo que uno busca. Si tan cerca lo he tenido, puedo cogerlo cuando quiera, y el cuando quiera llegará. Tiembla, tristeza.
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