domingo, 7 de diciembre de 2014

Erradiador

"El ascenso era paulatino, mis piernas corrían solas hacia la cumbre de una montaña hecha peldaños, como huyendo hacia la verdad lejos de una caverna de sombras hambrientas y estériles. El camino hacia las estrellas se torcía, creaba sendas nudosas, una espiral en punta camino hacia la locura. Ya no sabía cuanto había saltado, cuanto sudor había empapado la estela tras mis pasos, no sabía como había llegado al último escalón, ya no sabía si alcanzada la meta soportaría ver la luz otra vez, y saltar al vacío del que provenía o saltar para salvar mi propio obstáculo parecían tener el mismo precio."


Solía odiar tanto Diciembre: Diciembre era para las despedidas, para las purgas, para planear cada uno de los golpes que asestarle al año siguiente. Diciembre era época  para congelar el corazón hasta la primavera. Pero este Diciembre, no echo de menos la nieve. Quizás los días soleados, y puede que algo más tengan la culpa de este giro de concepto, pero este año el invierno me ha cambiado.
He encontrado mi propia fuente de calor. Y ahora que otros brazos me acompañan, tengo fuerzas para combatir este cierzo del demonio. 
Pero tanta calma, la floración no tiene cabida en mis inviernos. Y me encuentro a un paso de pasar a otra página, como si algo tan simple pudiese ser tan difícil. Puede que mis ojos estén tan acostumbrados a la oscuridad que ya no puedan ver la luz. Puede que ya sepa el precio de esta fuente de calor y conozca las reglas de ganar para volver a perder, puede que no esté dispuesta a perder, o mejor dicho, puede que no esté dispuesta a perderme de nuevo para ganar. Puede que ya agotara todas mis fuerzas en otra persona lejana y no me queden las suficientes para aceptar ser feliz. Puede que ya no pueda dar calor. Puede que hayan sido ya tantos Diciembres. Puede que pueda saltar mi propio muro, puede que esta vez tenga una verdadera motivación, puede que ya no tenga miedo a romperme de nuevo, puede que esté dispuesta a dejar la batalla para estar en otras manos, puede que al fin y al cabo sí me quede algo que dar, y puede que el calor haya despertado algo, puede que la hibernación haya tocado a su fin, y puede que sea más sabia, y puede que en vez de dar, comparta, puede que sólo fuese un muro, puede que sólo fuese hielo, puede que conocido el riesgo acabe desnuda de nuevo. Puede que esté preparada para olvidar. Puede que esté preparada para aprender a querer.



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