jueves, 23 de abril de 2015

Mudas de oruga

"Siempre fuiste el perfecto comienzo para un mal día,
ni olvido ni recuerdo
siempre atrayendo otro mal día en blanco."


La lluvia de abril una vez más empapa pero no lava, como un arpegio mal hecho, se abalanza sobre los que seguimos mirando al cielo buscando el Sol escondido. Ruge el cielo, rugen los dientes de león, vacíos de deseos. Estamos vacíos pero puros. Transparentes. Llenándonos de lluvia. 
Somos como las orugas que mudan siguiendo la luz equivocada, tendiendo puentes sobre nuestra materia muerta. Una procesionaria pudriendo el xilema que nos alimenta de más y más sed. Sed de lluvia. 
Si todos los días son blancos, por no ser grises en mi universo de arcilla negra, no debo florecer entre tierra que se deshace entre mis dedos. Pero estoy harta de llenarme de lluvia, de devorar tormentas, de callar mis truenos, de ser mi caótica y controvertida primavera. Y sigo sin encontrar respuestas, y sigo siendo una oruga, necrosando la carne con cada muda, esquilmando en mi propia evolución. Siempre fuiste el comienzo perfecto para un mal día, y los días en blanco me la han vuelto a jugar.



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