domingo, 24 de marzo de 2013

Internal Shame

El mundo se parte el culo de nosotros
y nosotros del mundo


Quisiera decir sin ánimo de equivocarme que pude estar ciega durante mucho tiempo. No es tan complicado de entender que quien se vende adecuadamente engaña con relativa facilidad a mentes blandas como la mía. Los parásitos no son parásitos hasta que pican las venas. Los vampiros de la no soledad decidieron que mi penitencia debía durar lo más próximo a un año de catastróficas calumnias. Es una historia vieja, de la que no merece la pena comentar. El pasado está impreso con tinta indeleble, pero el descubrir que fue de naturaleza errónea es algo que lleva trabajo interiorizar. No puedo negar que estuvo ahí pero sí cargar con la vergüenza de que ocurrió, y le puse ganas. Es un hecho que sigue sorprendiéndome. Quise por demasiado tiempo, dejé que carcomiese mi indolente esqueleto de madera. No podría haber sido de otra manera. Detrás de la venda no había más que un payaso y una ingenua. Es el pequeño fragmento de un fantasma en mi mente, al que no tengo intención de acudir, ni por sonrisas ni por lágrimas. El sabor del arrepentimiento no es de mi agrado.



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