viernes, 14 de octubre de 2011

Una noche en Suburbia

Caminando por la calle, el suelo húmedo y las alcantarillas ya desbordadas. El mundo duerme pero tú sigues en pie. La misma cara impresa en cientos de carteles, "busca y captura" solían decir, ahora es una simple foto en blanco y negro, pero aún parece estar en movimiento. Ignórala, no la mires, sigue adelante. Hace frío. Algo resbala desde una ventana; algo que te ate a este lugar. En este punto ya no avanzas, solo esperas a que se haga de día. Otro cartel se desliza sobre tus pies. Ignórala, no la mires, cierra los ojos y ya no estará allí. Se suele decir que a situaciones desesperadas, soluciones desesperadas. Sujeta el revólver fuerte y tiernamente contra tu pecho, aprieta el gatillo, lenta y dulcemente. Gotas de tinta roja tiñen la gris fotografía, parece no ser suficiente para borrarla. Silencio. Las farolas se apagan. Algo falla... ¿por qué lloras?
Es distinto morir que estar muerto en vida, y todavía más distinto si se trata de tu propia autotraición, pero son estas noches de desencanto, las que les dan encanto a estas calles que nos devoran...

 

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